A casi medio año del 2025, la ciberseguridad sigue siendo un tema clave para gobiernos, empresas y ciudadanos, aunque muchos avances tecnológicos han mejorado la defensa digital, los ataques también se han vuelto más sofisticados. Para los usuarios finales, es decir, cualquier persona con una cuenta de correo, redes sociales o banca online, entender este panorama es más importante que nunca.
¿Qué está pasando en el mundo digital?
Según el Threat Intelligence Index 2025 de IBM, los ataques cibernéticos han aumentado un 12% con respecto al año anterior, siendo el ransomware (el secuestro de datos para pedir rescate) uno de los más comunes, afectando tanto a empresas como a personas individuales.
Un caso reciente y llamativo ocurrió en marzo, cuando una empresa en Hong Kong perdió 25 millones de dólares por una videollamada falsa creada con inteligencia artificial. Un atacante usó un “deepfake” para hacerse pasar por un ejecutivo de alto rango.
¿Qué se está haciendo para protegernos?
Muchos países han actualizado sus leyes de seguridad digital. La Unión Europea, por ejemplo, está implementando una nueva normativa (NIS2) que obliga a las empresas a proteger mejor los datos de sus usuarios.
En paralelo, empresas como Avast, Norton y Microsoft están invirtiendo en inteligencia artificial para detectar amenazas antes de que lleguen a afectar al usuario. Como explicó Jaya Baloo, jefa de seguridad de Avast:
“La inteligencia artificial no reemplazará a los humanos, pero quien la use bien estará mucho más protegido.”

Principales amenazas cibernéticas en lo que va del 2025
A medida que la superficie de ataque digital continúa ampliándose, tanto empresas como usuarios particulares enfrentan riesgos cada vez más sofisticados y diversificados. Las siguientes amenazas han sido identificadas como las más relevantes durante el primer semestre del año, según reportes de IBM, Check Point, ENISA y Proofpoint.
Top de amenazas para empresas
- Ransomware avanzado
Evolución del ransomware tradicional, ahora con tácticas de doble y triple extorsión. Las variantes detectadas en 2025 han mostrado capacidades de evasión mejoradas y cifrado en tiempo real. - Ataques a la cadena de suministro
Los actores de amenazas apuntan a proveedores con menor nivel de protección para llegar a grandes corporaciones. - Exfiltración de datos mediante acceso remoto comprometido
Aumento del uso de herramientas legítimas como RDP y VPN vulnerables para moverse lateralmente dentro de las redes corporativas. - Phishing dirigido (spear phishing) potenciado por IA
Emails personalizados mediante IA generativa que engañan incluso a perfiles ejecutivos. - Ataques a entornos en la nube
Fugas de datos por configuraciones erróneas, credenciales filtradas y explotación de APIs han ido en aumento.
Top de amenazas para usuarios finales
- Phishing y smishing masivo
Continúan siendo la puerta de entrada más común a fraudes digitales. - Malware móvil
Apps falsas que simulan servicios bancarios o herramientas de IA para robar datos. - Suplantación de identidad con deepfakes
Fraudes mediante videos o audios generados por IA que imitan familiares o representantes bancarios. - Secuestro de cuentas (account takeover)
Uso de credenciales filtradas para acceder a cuentas personales. - Fraudes con criptomonedas y plataformas falsas
Aumento de sitios que imitan exchanges legítimos para estafar usuarios.
¿Cómo te afecta y qué puedes hacer?
Todo esto impacta directamente al usuario final. Si tus contraseñas son débiles o usas la misma en varias plataformas, eres un blanco fácil. Por eso, medidas como activar la autenticación en dos pasos, actualizar el software y desconfiar de correos o mensajes sospechosos son hoy más necesarias que nunca.
Además, los expertos recomiendan usar gestores de contraseñas y estar al tanto de posibles filtraciones de tus datos personales. Muchas veces, una inversión mínima en una aplicación o servicio seguro puede evitar pérdidas millonarias.

Reflexión final: el costo de protegerse frente al riesgo de no hacerlo
La inversión en ciberseguridad, tanto a nivel corporativo como individual, representa hoy una decisión estratégica más que un gasto discrecional. Un estudio reciente de Accenture reveló que, por cada dólar invertido en protección digital, las organizaciones evitan hasta 5 dólares en pérdidas operativas, reputacionales y legales. En el caso de los usuarios finales, el panorama no es diferente: el uso de soluciones básicas como gestores de contraseñas, autenticación en dos pasos o software de seguridad puede marcar la diferencia entre una experiencia digital segura y una pérdida irreversible de información personal o financiera.
En un entorno donde las amenazas evolucionan con rapidez y precisión, la ciberseguridad no solo debe considerarse como una defensa, sino como una inversión en continuidad, confianza y tranquilidad digital. El equilibrio entre riesgo y protección se define, hoy más que nunca, por la preparación. Y esa preparación, aunque requiere recursos, cuesta significativamente menos que las consecuencias de la inacción.
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